Pasaron los días y él no marco. Seguí mí rutina. No me quèdaba de otra más que
esperar. La esperanza cada vez era menos, sin embargo valió la pena tanta demora. Llegó la llamada
que tanto anhelaba. Escuchar esa voz gruesa y sexy diciéndome ¡Hola! ¿Cómo has estado? Fue emocionante.
Me quedé pasmada, no sabía que decirle. Los nervios se apoderaron de mí, pero
inmediatamente reaccione. Comenzamos a
platicar de qué habíamos hecho en los días
anteriores, una conversación demasiado
aburrida a mí parecer.
En cuanto se termino la llamada, mi ilusión de
intentar una relación seria con él, desaparecía.En seguida le marqué a mí
amiga Itza, sabía que platicar con ella me haría bien; me dijò que era una
idiota, que ese hombre solo quería aprovecharse de mì. Por más que le busqué justificación a la actitud tan
indiferente de ese hombre, la única respuesta
fue lo ya dicho por mí amiga: solo me quería para tener sexo.
Traté de seguir mí vida como si nada hubiera pasado. Obviamente
me costaba mucho trabajo. Nunca había estado en una situación en donde me
sintiera tan utilizada por un estúpido hombre. Lo único que quería, era
desquitarme por lo que me habían hecho. Comencé a buscar víctima. Lógicamente tenía
que ser alguien más débil que yo. Sé que nadie tenía la culpa de mis frustraciones
e idiotismo al dejarme ilusionar por un patán, pero con alguien tenía que
desquitarme.
Ese hombre débil que tanto bùscaba, llegó finalmente. Se llama
Rodrigo, físicamente muy apuesto, mentalmente es una basura. Es amigo de mi
primo Luis. Siempre creí que Rodrigo era muy inteligente, pero conociéndolo más
a fondo me dì cuenta que las apariencias
engañan. Es ese típico hombre guapo, creído, que siente que lo sabè todo y no
es más que un hijo de papi, perdido en la ignorancia y en el alcohol.
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